Definición de Administración por objetivos

George Ordione definió la “administración por objetivos” como sigue:

“…un proceso administrativo en el que el supervisor y el subordinado, trabajando con una definición clara de las metas comunes y las prioridades de la organización, establecidas por la alta administración, identifican en forma conjunta las áreas principales de responsabilidad de los individuos, en función de los resultados que se esperan de él, y utiliza esas medidas como guías para manejar la unidad y evaluar las contribuciones de cada uno de sus miembros.”

Escrita en tiempos de la APO, esta definición ha conservado su actualidad y cubre en forma muy concisa las características esenciales de este sistema de administración.

La finalidad de la APO efectividad mejorada

Una de las palabras claves que se quedó fuera de la definición dada por Ordione y la razón primordial para tomar en consideración la APO para su organización es el mejoramiento. Lo que se desarrolla aquí es el mejoramiento de la efectividad de la organización y los individuos. El modo más productivo de observar un objetivo es verlo como una necesidad de mejoramiento en relación a la situación que prevalece o en la que se pronóstico para el futuro, a menos que se emprenda una acción deliberada. Se hace hincapié en esta palabra y este concepto de objetivo, debido a la tendencia a fijar objetivos que sólo documentan lo que ya hace la organización. Ese método puede satisfacer todas las formalidades; que convierten a la APO en un ritual más que en un impulso de mejoramiento.

Una segunda razón para tomar en consideración a la APO, como se identificó, es que proporciona una guía para la aplicación del proceso mismo de administración. Como estructura para organizar las actividades y el pensamiento administrativo, la APO satisface todas las necesidades de un administrador que trata de seguir las prescripciones de las autoridades administrativas, como Peter Drucker. El concepto que tiene Peter Drucker del trabajo administrativo requiere que se responda a la pregunta: “¿Cuáles son las finalidades y la naturaleza de nuestra organización y cuáles deberían ser?” en seguida, se establecen metas y objetivos claros, con prioridades y medidas del desempeño. A continuación se crea un clima en el que los empleados ejercitan la autocorrección y el autocontrol, manteniendo una auditoría continua de los resultados y los objetivos mismos y ajustando sus esfuerzos, según se requiera.

La correspondencia entre la definición de la APO dada por Ordione y el resumen hecho por Drucker de la administración total es sorprendente. Identifica a la APO como sistema de administración en lugar de cómo instrumento o técnica de administración, según la visión que se toma a menudo, que se tiene que superponer a “todo lo demás que se esté haciendo ya”.